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16 mayo 2024

El calentamiento global amenaza los “fósiles del espacio”

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Quizá la caída de un meteorito del espacio pueda parecernos algo excepcional, pero es extremadamente común: un estudio de 2020 calculó que cada año caen a la Tierra una media de 17.600 meteoritos mayores de 50 gramos, con una masa total estimada de 16.600 kilos. La gran mayoría de estas rocas se pierden en el mar, pero las que se recuperan sirven para revelar a los científicos la historia del Sistema Solar, actuando como fósiles de nuestro pasado cósmico. Sin embargo, este precioso legado está ahora en peligro de desaparecer.

BBVA-OpenMind-Yanes-El calentamiento global amenaza los fosiles del espacio_1 Un estudio de 2020 calculó que cada año caen a la Tierra una media de 17.600 meteoritos mayores de 50 gramos, con una masa total estimada de 16.600 kilos. Crédito: Keystone-France / Getty Images.
Un estudio de 2020 calculó que cada año caen a la Tierra una media de 17.600 meteoritos mayores de 50 gramos, con una masa total estimada de 16.600 kilos. Crédito: Keystone-France / Getty Images.

Por el espacio circulan innumerables meteoroides, pedazos de roca o metal menores que los asteroides y cometas, desde un tamaño microscópico hasta varios metros. El 99% proceden del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, pero también hay fragmentos de cometas, materiales expulsados por Marte o la Luna tras un impacto, vestigios anteriores al nacimiento del Sistema Solar, e incluso se ha propuesto que alguno podría venir de otro sistema

Un rastro de Información valiosa

Cuando alguno de estos meteoroides entra en la atmósfera terrestre se produce un meteoro, un rastro luminoso. Millones de fragmentos espaciales llegan a la Tierra, pero la inmensa mayoría son demasiado pequeños para sobrevivir a la incineración por la fricción atmosférica, como ocurre en las lluvias de estrellas fugaces. Solo una pequeña parte llega a la superficie; son los meteoritos, en número de miles cada año (las estimaciones varían). Y aunque pueden caer en cualquier lugar, abundan más en latitudes próximas al Ecuador. Solo rarísimamente alguno llega a entrañar peligro, como el que explotó sobre Chelyabinsk (Rusia) en 2013, el que arrasó una gran extensión de bosque en Tunguska (Siberia) en 1908 o, a una escala mucho mayor, en la categoría de los asteroides, el que provocó la extinción de los dinosaurios hace 66 millones de años. 

BBVA-OpenMind-Yanes-El calentamiento global amenaza los fosiles del espacio_2 En la Antártida se han hallado unos 50.000 meteoritos, casi el 63% del total. Crédito: NASA Image Collection / Alamy Stock Photo.
En la Antártida se han hallado unos 50.000 meteoritos, casi el 63% del total. Crédito: NASA Image Collection / Alamy Stock Photo.

Cada año se recuperan numerosos meteoritos, de los cuales los científicos extraen informaciones valiosas, ya que ofrecen fotos geológicas y químicas de momentos y lugares de la historia del cosmos cercano. Los marcianos pueden vagar por el espacio durante millones de años antes de llegar casualmente hasta nosotros, pero los procedentes de asteroides son tan viejos como el Sistema Solar, 4.500 millones de años. En algunos casos se ha llegado a creer que contenían restos de vida extraterrestre, como el caído en Orgueil (Francia) en 1864, quizá procedente de un cometa, o el denominado Allan Hills 84001 (ALH84001), de origen marciano y hallado en la Antártida en 1984; ninguna de estas proclamas se ha sostenido.

Pero son muchos más los meteoritos aún no descubiertos. Dado que el 71% de la superficie terrestre está cubierta de agua, la mayoría se pierden en los océanos. Se localizan con más facilidad en los desiertos. Algunos solo se encuentran miles de años después de su caída: el ALH84001, que salió despedido por un impacto en Marte hace 17 millones de años, cayó en la Antártida hace unos 13.000 años. De hecho, el continente helado es el lugar donde se han recuperado más meteoritos, no solo porque es sencillo avistarlos en el hielo, sino también porque los movimientos de los glaciares tienden a concentrarlos en ciertas áreas, y el hielo los protege de la erosión. En la Antártida se han hallado unos 50.000, casi el 63% del total.

Los secretos del universo

Si un meteorito caído en la Antártida se hunde profundamente en el hielo, probablemente sea irrecuperable. Pero esto no ocurre con los que aterrizan en el llamado hielo azul, un color visible debido a la compresión que elimina las burbujas de aire y hace crecer los cristales, dando como resultado un hielo duro y desnudo donde es fácil avistar las rocas que quedan al descubierto cuando se funden las capas superiores. Gracias a la Inteligencia Artificial (IA) y computando ese efecto de cinta transportadora de los glaciares, los científicos han podido mapear unas 600 zonas de hielo azul, el 1% de la superficie antártica, donde es más probable que los meteoritos se concentren. Mediante este análisis, los investigadores han calculado que solo se ha recuperado el 15% de los meteoritos que podrían recolectarse, o mucho menos: podría haber entre 300.000 y 850.000 cerca de la superficie que aún no se han localizado.

BBVA-OpenMind-Yanes-El calentamiento global amenaza los fosiles del espacio_3 Gracias a la IA y computando el efecto de cinta transportadora de los glaciares, los científicos han podido mapear el 1% de la superficie antártica, donde es más probable que los meteoritos se concentren. Crédito: Houston Chronicle/Hearst Newspapers via Getty Images.
Gracias a la IA y computando el efecto de cinta transportadora de los glaciares, los científicos han podido mapear el 1% de la superficie antártica, donde es más probable que los meteoritos se concentren. Crédito: Houston Chronicle/Hearst Newspapers via Getty Images.

Pero el mismo equipo de investigadores que ha elaborado este mapa del tesoro científico alerta de que casi todo ello corre el riesgo de desaparecer para siempre a causa de la gran lacra ambiental de nuestro tiempo, el cambio climático. Según la codirectora del estudio, Veronica Tollenaar, de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), “incluso cuando las temperaturas del hielo están muy por debajo de cero, los meteoritos oscuros se calientan tanto al sol que pueden fundir el hielo directamente debajo de ellos”. Así, la roca crea una depresión que la va hundiendo poco a poco. “A medida que aumentan las temperaturas atmosféricas, se eleva la temperatura de la superficie del hielo, intensificando el proceso, ya que se requiere menos calor de los meteoritos para fundir el hielo local”, añade Tollenaar.

Según Harry Zekollari, de la ULB, cuando desaparecen estas rocas en el hielo, “también lo hacen algunos de los secretos del universo”. Crédito: Houston Chronicle/Hearst Newspapers via Getty Images.

Utilizando su sistema de IA, los investigadores estiman que cada año se están perdiendo por esta causa unos 5.000 meteoritos —frente a un millar que se descubren— y que para 2050 habrá desaparecido sin remedio un 24% del total, que podría dispararse hasta un 76% en 2100 en el peor de los casos si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero. Para el codirector del estudio Harry Zekollari, también de la ULB, este es un inesperado impacto del cambio climático sobre el que es preciso actuar: “Para asegurar este valioso material extraterrestre, debemos intensificar y coordinar la recuperación de meteoritos antárticos antes de que los perdamos por el cambio climático”. Según Zekollari, cuando desaparecen estas rocas en el hielo, “también lo hacen algunos de los secretos del universo”.

Javier Yanes

Crédito imagen principal:  NASA Image Collection / Alamy Stock Photo.

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