Elaborado por Materia para OpenMind Recomendado por Materia
5
Inicio Los campeones de los 5 sentidos en el mundo animal
03 noviembre 2022

Los campeones de los 5 sentidos en el mundo animal

Tiempo estimado de lectura Tiempo 5 de lectura

Muchos animales tienen una versión del mundo distinta de la nuestra, gracias a que perciben estímulos que a nosotros se nos escapan, como los impulsos eléctricos, los campos magnéticos o la luz más allá del rango que llamamos visible. Eso no quita que los humanos estemos dotados de un excelente repertorio de sentidos corporales, todos ellos potentes y afinados. Pero considerando cada sentido por separado, algunas otras especies son verdaderas supercampeonas de la percepción.

Vista

Los humanos disfrutamos de uno de los sentidos de la vista más versátiles de la naturaleza, gracias a cuatro tipos de fotorreceptores en nuestra retina: los bastones son muy sensibles a la luz, lo que nos proporciona una razonable visión nocturna, aunque sea en blanco y negro; también tenemos tres tipos distintos de conos, que se reparten las longitudes de onda de la luz visible: rojos, amarillos-verdes y azules. Los conos son menos sensibles que los bastones, pero nos permiten apreciar los colores. En suma, la visión humana es la mejor de entre los mamíferos y una de las mejores de todo el reino animal, abarcando entre 1 y 10 millones de colores.

El récord de fotorreceptores en el mundo animal es para la mariposa asiática botella azul (Graphium sarpedon), con 15 tipos distintos, y para el camarón mantis pavo real (Odontodactylus scyllarus), un crustáceo del océano Índico que posee entre 12 y 16. Los ojos  de este último son los más complejos que se han estudiado, con tres pseudopupilas superpuestas que escanean el entorno y ofrecen visión 3D en cada ojo.

BBVA-OpenMind-Yanes-campeones 5 sentidos mundo animal_1 El récord de fotorreceptores en el mundo animal es para la mariposa asiática botella azul, que tiene 15 tipos distintos. Crédito: Wikimedia Commons
El récord de fotorreceptores en el mundo animal es para la mariposa asiática botella azul, que tiene 15 tipos distintos. Crédito: Wikimedia Commons

En cuestión de visión, no todo consiste en el repertorio de fotorreceptores. La vista de las aves es superior a la nuestra; y en agudeza visual el premio es para las águilas, que nos superan por cuatro o cinco veces. Lo logran gracias a una fóvea más profunda y con mayor densidad de conos. Como en todas las aves, su percepción del color es excelente, y su campo visual abarca hasta 340 grados frente a nuestros 180.

Otras especies no alcanzan estos récords, pero disponen de una vista excepcionalmente adaptada a su modo de vida: las pupilas verticales de los gatos y otros predadores ofrecen un rango de dilatación y contracción más de 10 veces superior al nuestro, ideal para alternar entre día y noche. Las horizontales de las ovejas y otros herbívoros les otorgan una visión panorámica que minimiza el efecto cegador del sol, como una visera. Los búhos tienen ojos de gran tamaño y con una densidad de bastones cinco veces superior a la nuestra, lo que les confiere la mejor visión nocturna del reino animal. Generalmente los animales con buena visión nocturna poseen un espejo en el ojo llamado tapetum lucidum, que aumenta la cantidad de luz que llega a la retina (y hace que sus ojos brillen de noche); los tiburones la aprovechan para ver 10 veces mejor que nosotros bajo el agua.

Oído

Los humanos también tenemos un oído bastante decente en comparación con otros animales, pero hay todo un mundo de sonidos más allá de nuestra gama audible (entre aproximadamente 20 y 20.000 hercios). Los animales especializados en oír ultrasonidos —como delfines o murciélagos, dotados de ecolocalización— pueden llegar a frecuencias de hasta 100.000 hercios. Pero el récord absoluto conocido lo posee un animal más humilde, la polilla de la cera (Galleria mellonella); su hipersensible oído, que hasta los 300.000 hercios, le sirve para escapar de los murciélagos. Según el estudio que descubrió esta capacidad, la polilla está “preparada y armada para cualquier llamada de ecolocalización de los murciélagos en la guerra evolutiva continua entre murciélagos y polillas”.

La polilla de la cera tiene un oído hipersensible capaz de escuchar un rango de hasta 300.000 hercios, que le sirve para escapar de los murciélagos. Crédito: Wikimedia Commons

Como contrapartida, los animales más sensibles a los ultrasonidos suelen ser duros de oído para las frecuencias más bajas. En los infrasonidos existen especialistas como los elefantes, cuyos sonidos de hasta 1 hercio los mantienen en contacto a 10 kilómetros de distancia, ya que pueden detectar estas vibraciones a través de las patas. Las palomas quizá alcancen frecuencias incluso menores. Pero tampoco estos animales llegan a nuestras frecuencias más elevadas. Si se trata de buscar animales que nos superen tanto en las frecuencias bajas como las altas, algunos cetáceos son buenos candidatos: la ballena azul cubre desde 7 hasta 35.000 hercios; las frecuencias más bajas les permiten comunicarse a grandes distancias en el océano.

Gusto

Los humanos tenemos el gusto restringido a la lengua, que alberga nuestras papilas gustativas. Es una opción, pero hay otras; la de los peces gato o siluros es repartirlas por todo su cuerpo —aunque más concentradas en las barbillas o bigotes de su mandíbula—, lo que les permite localizar sus presas en las aguas turbias en las que viven. Frente a nuestros 10.000 receptores del gusto, los siluros más grandes tienen hasta 175.000.

Los siluros tienen hasta 175.000 receptores del gusto repartidos por todo su cuerpo, aunque más concentrados en las barbillas de su mandíbula. Crédito: Wikimedia Commons
Los siluros tienen hasta 175.000 receptores del gusto repartidos por todo su cuerpo, aunque más concentrados en las barbillas de su mandíbula. Crédito: Wikimedia Commons

Muchos insectos los tienen en los pelillos que recubren su cuerpo: las moscas utilizan los de sus patas para disparar la trompa automáticamente en cuanto se posan y detectan alimento. Además, algunas de estas neuronas están conectadas al sistema que controla el movimiento, para que el insecto se detenga de inmediato cuando recibe el estímulo gustativo.

Olfato

El tamaño de nuestro repertorio de genes de receptores de olor ocupa el 13º lugar de las especies analizadas en un estudio. Incluso ganamos a los perros en la detección de ciertos olores, como el plátano, la sangre o la orina. Con todo, es cierto que en el balance general los perros nos superan. Suele decirse que su olfato es de 10.000 a 100.000 veces mejor que el nuestro. Los perros pueden seguir rastros de olor desde kilómetros de distancia como nosotros seguiríamos una línea marcada en el suelo.

Sin embargo, los perros no son los campeones del olfato en la naturaleza. “Generalmente se piensa que los perros son buenos oledores, pero no tienen un número de genes de receptores particularmente grande”, según Yoshihito Niimura, coautor del citado estudio comparativo. Superan a los perros los caballos, ratones, vacas o ratas. Y, por supuesto, los osos.

Con 1.948 genes de receptores, la trompa del elefante es una extraordinaria nariz con la que explorar el mundo exterior a través del olor. Crédito: David Clode
Con 1.948 genes de receptores, la trompa del elefante es una extraordinaria nariz con la que explorar el mundo exterior a través del olor. Crédito: David Clode

Según el Servicio Nacional de Parques de EEUU (NPS), el oso negro tiene una mucosa nasal 100 veces mayor que la nuestra, y su olfato es siete veces superior al de un sabueso. Puede oler comida desde varios kilómetros de distancia. “Con entre 300 y 500 osos vagando por Yosemite [parque nacional en California] en cada momento, es más que probable que al menos uno de ellos te esté oliendo”, afirma el NPS. De su pariente, el oso polar, se dice que puede oler una foca a 32 kilómetros de distancia, y desde casi 1 km huele el orificio en el hielo por el que una foca sumergida está respirando.

Pero ni siquiera los osos son rivales para el elefante, el campeón indiscutible. Con 1.948 genes de receptores, más que duplica los 811 de los perros. Niimura apunta que su trompa, una extraordinaria nariz, es también una mano, por lo que estos animales continuamente están explorando el mundo a través del olor.

Tacto

Mención especial merece el topo de nariz estrellada (Condylura cristata): este animal no solo es el plusmarquista reconocido del tacto, con sus peculiares apéndices nasales atiborrados de mecanorreceptores que le confieren una sensibilidad seis veces mayor que la de la mano humana, nuestra zona más sensible; sino que, además, puede oler bajo el agua. Para ello exhala pequeñas burbujas de aire que mantiene unidas a la nariz y que se impregnan de los estímulos de olor del agua, y que luego inhala para llevarlos a su mucosa nasal. Los topos comunes, huelen en estéreo, con sus dos fosas nasales actuando de forma independiente.

BBVA-OpenMind-Yanes-campeones 5 sentidos mundo animal_4 Los apéndices nasales del topo de nariz estrellada le dan una sensibilidad seis veces mayor que la mano humana y hasta le permiten oler bajo el agua. Crédito: Wikimedia Commons
Los apéndices nasales del topo de nariz estrellada le dan una sensibilidad seis veces mayor que la mano humana y hasta le permiten oler bajo el agua. Crédito: Wikimedia Commons

En resumen, hay mucho que admirar en los sentidos de los animales, y aún mucho por descubrir. Pero los humanos no lo hacemos tan mal. Y como escribía el neurocientífico de la Universidad Rutgers John McGann, en algo somos únicos: el olor “puede evocarnos fuertes reacciones emocionales y conductuales, además de refrescarnos recuerdos distintivos”. Solo un humano, de nombre Marcel Proust, habría podido escribir más de 3.000 páginas a partir de la visión, el tacto, el olor y el sabor de una madalena.

Javier Yanes 

Comentarios sobre esta publicación

El nombre no debe estar vacío
Escribe un comentario aquí…* (Máximo de 500 palabras)
El comentario no puede estar vacío
*Tu comentario será revisado antes de ser publicado
La comprobación captcha debe estar aprobada