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25 agosto 2023

Eva Ortega, la mejor vigilante de muestras para investigar

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En lugar de dinero almacenan muestras humanas, animales o vegetales de gran valor. Es más, se podría decir que, para el futuro de la humanidad, su contenido tiene mucho más valor que el dinero. Regulados por estrictas normas éticas, los biobancos, o bancos de muestras de la naturaleza, son indispensables para hacer posible tanto los avances científicos como el desarrollo de nuevos tratamientos contra las enfermedades. La bioquímica Eva Ortega (Madrid, 1972) es una de las personas que más sabe de ellos. Es la representante de España en el Consorcio Europeo de Biobancos y dirige el biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas español. 

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La bioquímica y experta en biobancos Eva Ortega. Crédito: Laura M. Lombardía/CNIO

Estos bancos no existirían sin las donaciones de los pacientes, comienza por resaltar esta investigadora: “Si hay algo que me inspira cada mañana son los pacientes. Ellos son los héroes con sus donaciones, y una parte clave de la investigación. Sin duda, es el principal  objetivo de mi trabajo diario, porque al fin y al cabo, algún día todos seremos pacientes o  tendremos muy cerca a alguien que espera respuestas para curarse. Detrás de cada muestra hay puestas muchas esperanzas”, destaca.

“Si la investigación se realiza con muestras humanas, los biobancos deben de trabajar y cumplir todos los requisitos éticos que marca la ley para proteger la integridad de los y las donantes”

En los biobancos se recogen, procesan y almacenan muestras o especímenes humanos, de animales, vegetales, microorganismos, etcétera, junto con la información relevante de cada una de estas muestras. Ortega los compara con las bibliotecas: “Los biobancos son para las muestras lo que las bibliotecas son para los libros, por lo que podríamos definir un biobanco como una especimenoteca dirigida a la investigación. Si esta investigación se realiza en humanos, los biobancos deben de trabajar y cumplir todos los requisitos éticos que marca la ley para proteger la integridad de los y las donantes”, afirma.

BBVA-OpenMind-Eva Ortega-Talento joven-biobancos Muestras de sangre tomadas a voluntarios son etiquetadas y preparadas para su almacenamiento en el Biobanco del Reino Unido para el mayor proyecto de investigación sanguínea del mundo, realizado en 2007. (Fotografía de Christopher Furlong/Getty Images)
Muestras de sangre tomadas a voluntarios son etiquetadas y preparadas para su almacenamiento en el Biobanco del Reino Unido para el mayor proyecto de investigación sanguínea del mundo, realizado en 2007. (Fotografía de Christopher Furlong/Getty Images)

Estas muestras, procesadas bajo altos estándares de calidad, se almacenan para poder servir a distintos proyectos de investigación, favoreciendo la medicina personalizada y, por tanto, revirtiendo en mejoras, tanto de la salud como de la calidad de vida de la sociedad en general. 

“Las metástasis viajan desde el cerebro del donante hasta nuestro biobanco, tras la extracción quirúrgica, en unas condiciones de transporte particulares y muy controladas”

Sobre el proceso se selección de estas muestras (que puede hacerse para un estudio concreto o para que disponga de ellas el biobanco), Ortega explica que el primer requisito indispensable es el consentimiento por parte de los donantes de muestras, acompañado de una hoja con toda la  información completa del estudio, sus objetivos, el tratamiento de los datos, etcétera. “Además, es importante resaltar”; puntualiza la investigadora, “que los proyectos de investigación sólo y exclusivamente se pueden llevar a cabo siempre si están aprobados por un comité de ética de investigación, quien, junto con un comité científico externo al biobanco, también aprueba o no la cesión de muestras humanas asociadas a esos proyectos”.

Biobanco del laboratorio de la Asociación Francesa de Distrofias Musculares (AFM) en Evry, cerca de París. Crédito_: KENZO TRIBOUILLARD/AFP via Getty Images
Biobanco del laboratorio de la Asociación Francesa de Distrofias Musculares (AFM) en Evry, cerca de París. Crédito_: KENZO TRIBOUILLARD/AFP via Getty Images

El biobanco que dirige Ortega cuenta con casi 9.000 casos (cada uno corresponde a un donante) que han depositado muestras de linfomas, cánceres ginecológicos y digestivos, de mama, metástasis cerebrales, de COVID, etcétera. También dispone de una cohorte de muestras de donantes sanos y cultivos primarios de piel. Esto genera un conjunto de especímenes de distintos tipos (tumores sólidos, sangres, heces, uñas, saliva, orina, etcétera) que asciende casi a 43.000. 

Un ejemplo de muestras es la cohorte RENACER (Red Nacional de Metástasis Cerebral). “Una de sus peculiaridades es la de generar un biobanco de muestras vivas”, explica Ortega. “Las metástasis viajan desde el cerebro del donante hasta nuestro biobanco, tras la extracción quirúrgica, en unas condiciones de transporte particulares y muy controladas para poder hacer análisis de la capacidad que tienen ciertos compuestos de combatir a estas células cancerosas. Compuestos que en un futuro, esperemos muy cercano, puedan ser utilizados en fármacos que curen y mejoren la calidad de vida de los pacientes”. 

“Algunas muestras permiten estudiar, por ejemplo, si los vuelos de largo recorrido pueden modificar los ritmos circadianos, y, por tanto, afectar al sistema inmune haciéndolo más vulnerable a enfermedades como el cáncer”

Otra  cohorte, la  longitudinal prospectiva de tripulantes de cabina de pasajeros, se obtiene en colaboración con la Asociación Española de Tripulantes de Cabina de Pasajeros (AETCP), y es posible que, en un futuro cercano, también con los pilotos a través del Sindicato de Pilotos de España (SEPLA). “Esta cohorte abre una oportunidad única de estudiar por qué este colectivo puede presentar un mayor riesgo a sufrir ciertas patologías. Entre ellas se estudia, en colaboración con la investigadora María Casanova-Acebes, si los vuelos de largo recorrido pueden modificar los ritmos circadianos, y, por tanto, afectar al sistema inmune haciéndolo más vulnerable a enfermedades como el cáncer. Pero además de en cáncer, esta colección única permite hacer estudios en otras enfermedades”, explica. 

Muestras en un laboratorio. Crédito: Dra_schwartz/Getty Images
Muestras en un laboratorio. Crédito: Dra_schwartz/Getty Images

Eva Ortega representa a España en el Consorcio Europeo de Biobancos, que reúne a 24 países de los cuales 20 son de pleno derecho y 4 como observadores (como es el caso de España), además de la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer (IARC). “El trabajo en red en nuestro país, que surgió bajo la coordinación del entonces director Científico del biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Manuel Morente, fue en parte uno de los impulsores de este consorcio europeo (conocido por las siglas BBMRI-ERIC), que este año cumplirá ya 10 años”, recalca Ortega.

A pesar de la obvia relevancia de estos bancos de muestras, sería necesario visibilizar y potenciar más su papel. Ortega apunta algunas medidas que ayudarían a lograrlo: “Que las entidades financiadoras, comités de ética de investigación y revistas científicas solicitaran que aquellos proyectos que trabajan con muestras humanas tuvieran un código fuente de biobancos como distintivo de calidad; que las colecciones de muestras que están fuera del ámbito de biobancos entren a formar parte de estos, y que los modelos que surgen de muestras humanas, como por ejemplo organoides y xenoinjertos, también formen parte de ellos”. 

“Al fallecer mi marido, cuando llegó el momento de donar muestras para investigar, lo que veía en cada tubo no era una muestra, sino la esperanza que ponen los donantes en cada una de ellas”

Además, Eva Ortega es del tipo de profesionales que no duda en predicar con el ejemplo. Relata una dura experiencia personal que da fe de su firme creencia en el valor de los biobancos y de las donaciones. “En un momento de mi vida además de trabajar en cáncer, viví el cáncer en el entorno familiar. Mi marido fue diagnosticado de un cáncer de esófago, del cual falleció, lo que le llevó a sufrir también metástasis cerebral. Este episodio fue un punto de inflexión en mi vida. Cuando llegó el momento de donar muestras para investigar, lo que veía en cada tubo no era una muestra, sino la esperanza que ponen los donantes en cada una de ellas. No podemos defraudarles”.

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Banco de células y tejidos perteneciente a la EFS (Establecimiento Francés de Sangre). Su misión es garantizar la autosuficiencia de Francia en productos celulares y tisulares. Crédito: BSIP/Universal Images Group via Getty Images

Su sueño, que es a la vez su mayor reto profesional, tiene relación con aquella vivencia: “Me levanto con la ilusión de que mi hijo pequeño, que vio en primera persona los episodios de crisis epilépticas que sufría su padre por las metástasis cerebrales, sea el último niño o niña al que le acompañe este recuerdo”. 

Susana Pérez de Pablos

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