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06 junio 2024

Los mamíferos, ¿oportunistas evolutivos o no?

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En 1982 el paleontólogo Dale Russell imaginó cómo sería la especie dominante en nuestro planeta si los dinosaurios no se hubiesen extinguido. El resultado era el dinosauroide, un reptil bípedo e inteligente que habría evolucionado a partir del Stenonychosaurus (antes llamado Troodon) para ocupar el lugar que los inexistentes humanos no habríamos ocupado. Aunque la idea de Russell, muy popular, ha sido muy discutida y criticada, se basaba en una hipótesis que tradicionalmente se ha dado por válida: de no ser por la catástrofe que liquidó a los dinosaurios, los mamíferos no habrían podido prosperar hasta dar origen a los humanos. Pero ¿realmente es así? ¿Debemos nuestra existencia al oportunismo propiciado por una carambola espacial, o es más complicado que eso?

Se calcula que la gran extinción que marcó la frontera entre el Mesozoico y el Cenozoico borró del planeta no solo a los grandes dinosaurios no aviares, sino al menos el 75% de las especies. Crédito: Mark Stevenson/UIG/Getty Images.

Hace 66 millones de años, un asteroide del tamaño de una ciudad pequeña cayó junto a lo que hoy es la península de Yucatán, poniendo fin al reinado de los dinosaurios e inaugurando una nueva era en la historia de la Tierra. Pero en el estudio del pasado de la Tierra a través de sus restos siempre existe un nivel de incertidumbre, de modo que los científicos alcanzan un consenso cuando consideran que las evidencias son suficientes, aunque sin descartar por completo hipótesis alternativas. Por ejemplo, algunos expertos defienden que un enorme episodio de vulcanismo en lo que hoy se llaman las traps del Decán, en la actual India, tuvo un peso mayor o menor en la extinción de los dinosaurios.

Del declive de los reptiles a la proliferación de los mamíferos

Fuese de un modo u otro, se calcula que aquella gran extinción que marcó la frontera entre el Mesozoico y el Cenozoico borró del planeta no solo a los grandes dinosaurios no aviares —las aves también son dinosaurios—, sino al menos el 75% de las especies. Y en la nueva era que comenzó entonces, el declive de los reptiles dio paso a la diversificación y proliferación de otro grupo de animales, los mamíferos. Aunque esta secuencia temporal es indudable, la relación causa-efecto está sometida a esa incertidumbre: ¿se debió el ascenso de los mamíferos a la catástrofe que diezmó a los reptiles? ¿Qué habría ocurrido si el asteroide hubiera fallado en su carambola con la Tierra?

BBVA-OpenMind-Yanes-Mamiferos oportunistas evolutivos o no_2 Hay investigaciones que sugieren que “el número de especies estaba en pronunciado declive desde 10 millones de años antes del impacto del asteroide hasta que los dinosaurios fueron exterminados”. Crédito: Stocktrek Images/Getty Images.
Hay investigaciones que sugieren que “el número de especies estaba en pronunciado declive desde 10 millones de años antes del impacto del asteroide hasta que los dinosaurios fueron exterminados”. Crédito: Stocktrek Images/Getty Images.

Un primer factor a considerar es cuál era el estado de salud de los dinosaurios como grupo en el momento de la catástrofe. Durante décadas los científicos han discutido si entonces estaban en su edad dorada o si habían iniciado una irremediable decadencia. Esta segunda hipótesis viene favorecida por el hallazgo de un menor número de especies en el registro fósil al final del Cretácico, el último periodo del Mesozoico. Investigaciones como las de Fabien Condamine, de la Universidad de Montpellier, sugieren que “el número de especies estaba en pronunciado declive desde 10 millones de años antes del impacto del asteroide hasta que los dinosaurios fueron exterminados”, debido a un enfriamiento global y una falta de adaptación a ello.

Pero sobre esta cuestión aún no hay un consenso. Según Kyle Atkins-Weltman y Eric Snively, de la Universidad Estatal de Oklahoma, el menor número de especies al final del Cretácico que ha inspirado esta hipótesis puede ser “el resultado de sesgos en el muestreo y la preservación”; estos investigadores han mostrado que la diversidad de los dinosaurios entonces era mayor de la que se creía debido a errores en la identificación de los fósiles que han confundido varias especies con una sola, y que estos dinosaurios “estaban bastante bien antes de que el asteroide lo arruinara todo”.

BBVA-OpenMind-Yanes-Mamiferos oportunistas evolutivos o no_3 Russel imaginó el dinosauroide como un reptil bípedo e inteligente que habría evolucionado a partir del Stenonychosaurus para ocupar el lugar que los inexistentes humanos no habríamos ocupado. Crédito: Jim Linwood - Dinosauroid, The Dinosaur Museum, Dorchester, Dorset, England.Uploaded by FunkMonk, CC BY 2.0.
Russel imaginó el dinosauroide como un reptil bípedo e inteligente que habría evolucionado a partir del Stenonychosaurus para ocupar el lugar que los inexistentes humanos no habríamos ocupado. Crédito: Jim Linwood – Dinosauroid, The Dinosaur Museum, Dorchester, Dorset, England.Uploaded by FunkMonk, CC BY 2.0.

Una segunda cuestión es si los mamíferos estaban preparados para dar el salto, y si lo habrían dado en cualquier caso, con asteroide o sin él. Lo cierto es que estos animales ni mucho menos se libraron de aquel desastre: según Nicholas Longrich, paleontólogo y biólogo evolutivo de la Universidad de Bath, en torno al 90% de las especies de mamíferos también quedaron aniquiladas. Así que el éxito posterior de estos animales no puede atribuirse a que salieran indemnes de la gran extinción. Pero también según Longrich, “la recuperación fue notablemente rápida” para los mamíferos: “en 300.000 años, la diversidad local se recuperó y la diversidad regional se elevó al doble de los niveles del Cretácico”. Los mamíferos empezaron a proliferar en número y en formas más diversas.

Una combinación de oportunidad y suerte

Para Longrich, aquella prodigiosa recuperación de los mamíferos solo pudo producirse por la desaparición de los reptiles que dejaron vacíos los nichos ecológicos que antes llenaban. Por lo tanto y según este experto, si aquel día del Cretácico el asteroide hubiese pasado de largo, probablemente los mamíferos no habrían podido medrar lo suficiente como para que hoy estuviéramos aquí. Lo cual no quita que los mamíferos también debieran poner mucho de su parte en aquel éxito: varias investigaciones recientes revelan que este grupo ya era más diverso antes del impacto de lo que se creía. Mamíferos placentarios antecesores de grupos como los primates, los lagomorfos (liebres y conejos) o los carnívoros (como perros y gatos) convivieron con los dinosaurios al final del Cretácico, y por lo tanto su despegue ya estaba preparado para los que lograron sobrevivir a la gran hecatombe.

BBVA-OpenMind-Yanes-Mamiferos oportunistas evolutivos o no_4 “En 300.000 años, la diversidad local se recuperó y la diversidad regional se elevó al doble de los niveles del Cretácico”, según Longrich. Los mamíferos empezaron a proliferar en número y en formas más diversas. Crédito: Florilegius / Alamy Stock Photo.
“En 300.000 años, la diversidad local se recuperó y la diversidad regional se elevó al doble de los niveles del Cretácico”, según Longrich. Los mamíferos empezaron a proliferar en número y en formas más diversas. Crédito: Florilegius / Alamy Stock Photo.

En cuanto a la aparición de los humanos, y a la pregunta de si los reptiles habrían tomado nuestro lugar de no haber acaecido la gran extinción, según Longrich, “no es imposible pero es improbable”. “La biología de un animal restringe la dirección de su evolución. Tu punto de partida limita tus puntos finales”. El científico subraya que los cerebros de los dinosaurios, incluso aumentando de tamaño durante su larga historia, siempre fueron muy pequeños: al final del Cretácico un monstruo como el Tiranosaurio tenía un cerebro de 400 gramos —el nuestro ronda los 1,3 kilos—, y el del Velociraptor se quedaba en unos ridículos 15 gramos. Por el contrario, los mamíferos comenzaron a desarrollar cerebros grandes desde el principio.

De hecho, esta ha sido una de las críticas más frecuentes a la idea del dinosauroide de Russell, pensar que una especie equivalente a la nuestra era inevitable, mamífero o reptil. Una visión extendida entre los científicos es que solo en África se dio una combinación de factores que impulsó la evolución humana. En palabras de Longrich, “incluso con los dinosaurios desaparecidos, nuestra evolución necesitó la combinación adecuada de oportunidad y suerte”. Sin aquella gran extinción quizá hoy no estaríamos aquí, pero tampoco habría nada parecido al dinosauroide de Russell; los reptiles humanoides quedan solo para la ciencia ficción.

Javier Yanes

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