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11 diciembre 2023

El día que el monstruo del lago Ness fue ciencia

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El 11 de diciembre de 1975 la revista Nature publicó uno de los artículos más insólitos de su ya larga historia. En una pieza firmada por el naturalista Peter Scott y el polifacético Robert Rines, el monstruo del lago Ness recibía su nombre científico: Nessiteras rhombopteryx. Como no podía ser de otra manera, la publicación desató una tormenta de reacciones. Pero lejos de ser una broma o un desvarío, aquel artículo tenía un propósito: si había alguna posibilidad de que Nessie realmente existiera, debía hacerse esto para protegerlo de la extinción.

BBVA-OpenMind-Yanes-El dia que el monstruo del lago Ness fue ciencia_1 El 11 de diciembre de 1975 la revista Nature publicó una pieza firmada por Sir Peter Scott y Robert Rines donde el monstruo del lago Ness recibía su nombre científico: Nessiteras rhombopteryx. Crédito: Nature.
El 11 de diciembre de 1975 la revista Nature publicó una pieza firmada por Sir Peter Scott y Robert Rines donde el monstruo del lago Ness recibía su nombre científico: Nessiteras rhombopteryx. Crédito: Nature.

La historia tiene su origen tres años antes, aunque en realidad habría que remontarse al año 565, cuando se cuenta que el monje irlandés San Columba conjuró el poder de Dios para dominar a una bestia acuática en el río Ness. Sin embargo, suele decirse que en realidad este episodio y otros informes antiguos se asociaron al famoso monstruo del lago escocés solo a partir de 1933, cuando la leyenda actual cobró forma por medio de al menos tres avistamientos distintos. Desde entonces se han registrado más de 1.100 informes que han mantenido la leyenda viva, incluyendo bulos elaborados y siempre sin ninguna prueba clara.

El primer avistamiento

En 1972 el inventor, abogado y músico estadounidense Robert Rines estaba de luna de miel en Escocia cuando divisó en el lago Ness lo que describiría como “una joroba grande y oscura” con “piel rugosa y moteada, como el lomo de un elefante”. El avistamiento duró más de 10 minutos. Rines no era una persona crédula, y tenía formación científica. Él mismo admitía que la idea era ridícula y que de no haberlo visto con sus propios ojos habría pensado que estaba loco: “Puede que no consiga probarlo, pero sé que había un plesiosaurio en el lago Ness porque lo vi”. Lo cierto es que su interés por el monstruo ya había nacido con anterioridad a aquel episodio.

BBVA-OpenMind-Yanes-El dia que el monstruo del lago Ness fue ciencia_2Se han registrado más de 1.100 informes que han mantenido la leyenda viva, incluyendo bulos elaborados y siempre sin ninguna prueba clara. Crédito: The Print Collector/Getty Images.
Se han registrado más de 1.100 informes que han mantenido la leyenda viva, incluyendo bulos elaborados y siempre sin ninguna prueba clara. Crédito: The Print Collector/Getty Images.

Reclutando a un equipo de expertos y con medios tecnológicos, durante los siguientes 35 años Rines organizó numerosas búsquedas en el lago. En 1975 anunció el primer gran fruto de su trabajo, una serie de fotografías subacuáticas que parecían mostrar una aleta triangular de 1,5-2 metros de longitud, junto con lo que parecía un cuello alargado, un cuerpo abultado e incluso una cabeza; todo ello en semejanza al plesiosaurio prehistórico que Rines había avistado. Con la colaboración del ornitólogo y pintor Sir Peter Scott, único hijo del explorador polar Robert Falcon Scott y que 10 años antes había cofundado un grupo de investigación sobre el monstruo, el presunto hallazgo alcanzó gran resonancia, rematada con la aparición del artículo en Nature que se publicaba no como estudio revisado por pares, sino como noticia o comentario.

Los dos autores asignaban a Nessie un género y especie, Nessiteras rhombopteryx, que viene a significar “monstruo de Ness con aletas romboidales”. Pero el artículo especificaba cuál era el propósito de esta denominación: una nueva ley de conservación aprobada entonces en Reino Unido exigía que las especies cubiertas por la protección tuvieran un nombre científico. Por lo tanto, Rines y Scott pretendían con ello que el monstruo quedara considerado como una especie amenazada. Sin embargo, el texto no se limitaba a intentar describir su anatomía, sino que también especulaba sobre su origen, una población que quedó aislada del mar hace unos 12.000 años; su número, una población viable que podría ser menor de 30 ejemplares; y su alimentación, peces, incluyendo salmones.

Un hallazgo en The New York Times y nuevas exploraciones

Naturalmente, la hipótesis de Rines y Scott se topó con un fuerte escepticismo que propuso interpretaciones alternativas de las imágenes: un barco, un buceador o simples peces. Pero la mayor amenaza a la credibilidad de los dos autores llegó cuando, solo unos días después, el diario The New York Times publicaba un más que sospechoso hallazgo del parlamentario escocés Nicholas Fairbairn: el nombre científico asignado a Nessie era un anagrama de “Monster hoax by Sir Peter S”, o “bulo del monstruo de Sir Peter S”. Y sin embargo, Rines contraatacó de forma rápida y astuta con otro anagrama diferente: “Yes, both pix are monsters – R”, o “sí, ambas imágenes son monstruos – R”.

BBVA-OpenMind-Yanes-El dia que el monstruo del lago Ness fue ciencia_3 Las exploraciones del lago han continuado, pero siempre sin éxito (en la imagen, una realizada en 2023) y la autenticidad de las sucesivas y supuestas pruebas fotográficas ha sido desmontada. Crédito: Benedikt von Imhoff/picture alliance via Getty Images.
Las exploraciones del lago han continuado, pero siempre sin éxito (en la imagen, una realizada en 2023) y la autenticidad de las sucesivas y supuestas pruebas fotográficas ha sido desmontada. Crédito: Benedikt von Imhoff/picture alliance via Getty Images.

Pero si la objeción de Fairbairn podía responder a una simple coincidencia, las imágenes de Rines no han resistido el paso del tiempo. En 1984 el investigador Ronald Binns sugirió que las imágenes habían sido realzadas de tal modo que mostraban algo no visible en las originales. Esto fue después confirmado por el biólogo marino Adrian Shine y por Dick Raynor, quien formó parte de la expedición de Rines. En 2002 Raynor concluía que las fotos habían sido retocadas y que las marcas romboidales eran solo rastros de la cámara sobre el fondo del lago. El propio Rines admitió que las imágenes podían haber sido manipuladas por la revista. 

Las exploraciones del lago han continuado hasta nuestros días y aún prosiguen, pero siempre sin éxito, y la autenticidad de las sucesivas y supuestas pruebas fotográficas ha sido desmontada. Por su parte, Rines nunca cejó en su empeño. En 2008 emprendió su última búsqueda, solo un año antes de su muerte —Scott había fallecido en 1989—, pero dijo entonces que ya solo esperaba encontrar algún esqueleto: en su opinión, Nessie se había extinguido ya, una víctima más del calentamiento global. “¿Qué debo hacer, olvidar lo que vi?”, dijo entonces. “Hay un montón de testigos presenciales. ¿Son todos mentirosos? ¿Todos borrachos? Yo no creo que la naturaleza humana sea así”.

Javier Yanes

 

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