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08 junio 2023

La segunda oportunidad: especies que hemos devuelto a la naturaleza

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El ritmo actual de extinción de especies multiplica por cientos el de los últimos 10 millones de años, y esto debido a una única causa: nosotros. Los humanos somos responsables de una acelerada pérdida de biodiversidad que se asimila a una sexta extinción masiva. Innumerables especies se extinguen antes incluso de que lleguemos a saber que existen; un estudio cifró estos casos en el 59% de todas las extinciones. En ocasiones más afortunadas, los científicos detectan el inminente riesgo de extinción y recogen ejemplares para criar la especie en cautividad. A veces el esfuerzo es inútil, y la especie se extingue bajo nuestro cuidado. Otras, por el momento, aún sobreviven. Pero el caso más esperanzador es el de aquellas que hemos rescatado de la extinción y devuelto a la naturaleza —12 especies desde 1950—, demostrando el éxito de los programas de cría y reintroducción. Repasamos aquí algunas de ellas.

BBVA-OpenMind-Yanes-Especies que hemos devuelto a la naturaleza_1 En 1927 cazadores furtivos mataron al último ejemplar salvaje en el Cáucaso ruso, pero por fortuna existían 54 bisontes en cautividad. Crédito: iStockphoto/ Getty Images
En 1927 cazadores furtivos mataron al último ejemplar salvaje en el Cáucaso ruso, pero por fortuna existían 54 bisontes en cautividad. Crédito: iStockphoto/ Getty Images

Bisonte europeo (Bison bonasus)

Hubo un tiempo en que varias especies de bisontes se extendían por Europa. Todas se extinguieron en tiempos prehistóricos excepto una, el bisonte europeo, que logró sobrevivir hasta el siglo XX en algunos reductos del este del continente. En 1927 cazadores furtivos mataron al último ejemplar salvaje en el Cáucaso ruso, pero por fortuna existían 54 bisontes en cautividad. En 1929 comenzó un programa de cría en el bosque polaco de Białowieża, y en 1952 comenzaron las reintroducciones. Hoy es un ejemplo de éxito: actualmente existen más de 6.000 ejemplares, una mayoría de ellos en Polonia pero con presencia en más de una veintena de países, y la especie se considera “casi amenazada”, una categoría de riesgo bajo. Se ha introducido en reservas incluso en países donde no existía originalmente, como España.

Aunque suma 2.5000 ejemplares a día de hoy, el caballo de Przewalski es una especie que todavía se considera amenazada. Crédito: Ondrej Prosicky / Alamy Stock Photo

Caballo de Przewalski (Equus ferus przewalskii)

El takhi o caballo de Przewalski es uno de los casos más icónicos de la reintroducción de especies extintas en la naturaleza. Los científicos aún no han llegado a un acuerdo sobre si es una especie separada o una subespecie emparentada con el caballo doméstico, ni sobre si es originalmente salvaje o desciende de animales domesticados hace miles de años. Antiguamente estaba extendido por las estepas de Rusia y Asia central, pero en el siglo XIX comenzó a desaparecer, y en el XX ya era raro. En 1969 se observó el último ejemplar salvaje en Mongolia; para entonces, los programas de cría habían producido ya una pequeña población cautiva a partir de 12 ejemplares, 11 de ellos capturados entre 1899 y 1902, y una última yegua recogida en 1947. En los años 90 comenzó a reintroducirse en Mongolia. Hoy están presentes en reservas de varios países y en numerosos zoológicos, sumando unos 2.500 ejemplares, pero la especie todavía se considera amenazada.

BBVA-OpenMind-Yanes-Especies que hemos devuelto a la naturaleza_3 La destrucción del hábitat, el furtivismo, el envenenamiento con el insecticida DDT y el plomo de la munición en los cadáveres que consumían desplomaron la población del Cóndor de California. Crédito: Weili Li/Moment via Getty Images
La destrucción del hábitat, el furtivismo, el envenenamiento con el insecticida DDT y el plomo de la munición en los cadáveres que consumían desplomaron la población del Cóndor de California. Crédito: Weili Li/Moment via Getty Images

Cóndor de California (Gymnogyps californianus)

El cóndor de California, la mayor ave terrestre de Norteamérica, poblaba la costa oeste de EEUU, llegando hasta Vancouver (Canadá) al norte y Baja California (México) al sur. En el siglo XX su población se desplomó por la destrucción del hábitat, el furtivismo y el envenenamiento con el insecticida DDT y con el plomo de la munición en los cadáveres que consumían. En 1987 se capturaron los 22 ejemplares supervivientes y se inició un programa de cría en cautividad. En 1992 comenzaron las reintroducciones. Actualmente hay más de 500 ejemplares, la mayoría de ellos en libertad, aunque la especie aún está críticamente amenazada.

Hoy algo más de 1.000 ejemplares del Órix de Arabia en la naturaleza, y más de 6.000 en cautividad, descienden de 17 ejemplares fundadores. Crédito: Staffan Widstrand/Corbis Documentary via Getty Images

Órix de Arabia (Oryx leucoryx)

De las cuatro especies de órix u órices, el que habita la península de Arabia entró en declive crítico en el siglo XX. Desde 1972 no se registró ningún ejemplar salvaje, lo que llevó a declararlo extinto en la naturaleza. Pero en los años 60 se habían emprendido programas de cría en EEUU y Arabia Saudí, que permitieron reintroducirlo en varios países de la península, además de Israel y Jordania. Hoy algo más de 1.000 ejemplares en la naturaleza y más de 6.000 en cautividad descienden de 17 ejemplares fundadores, y la especie ha sido la primera en rebajar su grado de amenaza de “extinta en la naturaleza” a solo “vulnerable”. Ahora aguarda su turno el órix blanco o cimitarra del norte de África (Oryx dammah), extinto en la naturaleza pero que se cría en cautividad de cara a su reintroducción.

BBVA-OpenMind-Yanes-Especies que hemos devuelto a la naturaleza_5 La Diplotaxis siettiana (en la foto una imagen de la flor del mismo género) es una especie reintroducida que vive en el islote español de Alborán. Crédito: TeunSpaans CC BY 2.5
La Diplotaxis siettiana (en la foto una imagen de la flor del mismo género) es una especie reintroducida que vive en el islote español de Alborán. Crédito: TeunSpaans CC BY 2.5

Jaramago de Alborán (Diplotaxis siettiana)

De las solo 12 especies que desde 1950 sobrevivían exclusivamente en cautividad y han sido devueltas con éxito a la naturaleza, una de ellas es una planta con flor que vive en el islote español de Alborán, situado en el Mediterráneo entre España y Marruecos. El jaramago de Alborán, pariente de la rúcula y la mostaza, solo crecía alrededor del helipuerto, pero la costumbre de regar el entorno con agua de mar para disminuir el polvo que levantaban los helicópteros, junto con la introducción de animales domésticos, llevaron a su desaparición en 1974. Por suerte, se habían recogido semillas, y en 1999 se reintrodujeron 48 plantas. Aunque se reproduce, aún se considera críticamente amenazada debido al reducido tamaño de su hábitat, a lo que se suma el conflicto entre la protección de la isla y su uso militar.

 

Javier Yanes

 

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