Uno de los premios Nobeles más conocidos es el que se concedió el año 1962 a tres científicos, Watson, Crick y Wilkins, por aclarar la estructura secundaria del ADN. Pero también es uno de los más polémicos. Fundamentalmente por el uso y “abuso” que hicieron los mencionados científicos de los resultados obtenidos por su joven colega Rosalind Franklin, quien desgraciadamente ya había muerto para esa fecha y ya no podía aspirar al premio. Sin embargo hay otro caso de unos años antes que puede guardar algunas similitudes con el de Franklin. Es lo que sucedió con la embrióloga alemana Hilde Mangold (20 de octubre de 1896-4 de septiembre de 1924) y el director del laboratorio donde se desarrolló su tesis, Hans Spemann, también recipiendario del Nobel de Medicina en 1935.
CIENCIA Y VIDA
Hilde Mangold realizó su tesis doctoral en el laboratorio de Spemann desde principios de los años 20. Allí, tras múltiples pruebas y experimentos de trasplante del labio dorsal del blastoporo (el orificio que se abre en el desarrollo de los animales en la fase de gástrula) de un embrión de anfibio a la parte ventral de otro embrión en la misma fase, constató que en la zona del trasplante se originaba otro anfibio, y en el conjunto aparecía un anfibio siamés. Para aclarar lo que sucedía, utilizó como donante del trasplante embriones de una especie de anfibio que tenía una coloración diferente de la especie receptora. De hecho observó que el nuevo anfibio adicional que se originaba tras el trasplante tenía partes con la coloración de la especie donante y otras partes de la receptora. Era unos tiempos en que no se tenían técnicas moleculares-por ejemplo de análisis del ADN-para identificar la naturaleza de los tejidos y órganos que se originaban tras el trasplante, pero así lo pudo aclarar.
En definitiva en su tesis Mangold demostró por primera vez que había regiones de los embriones de los animales que parecían servir como “organizadores” e inductores del desarrollo de los órganos y tejidos. Con ello se iniciaba todo un campo nuevo de investigación que ha llegado hasta nuestros días: la Embriología Experimental. Y en la primera mitad del siglo XX este descubrimiento tuvo tanta importancia como en la segunda el descubrimiento de la estructura secundaria del ADN. De hecho, la concesión del premio Nobel a Spemann en 1935 estaba basada sobre todo en las investigaciones que Mangold había llevado a cabo en su tesis doctoral.
Mangold presentó su tesis doctoral en 1923 y de ella se publicó un artículo (1) en 1924 con la autoría de Spemann (primero) y Mangold (segunda)-sobre esto, véase más adelante. Pero la joven investigadora murió el mismo año 1924 en un desgraciado accidente doméstico mientras preparaba la comida para su bebe. Por ello no llegó a ver ni la publicación que originó su tesis, ni pudo aspirar al Nobel (¿la habrían considerado?, véase más adelante), ni vio el crecimiento de su hijo, quien murió en la segunda guerra mundial.
MACHISMO
Tras su tesis doctoral Mangold negó la activa participación de Spemann en dicho trabajo, imponiendo además su primacía como primer autor de la publicación. Además denunció un ambiente de machismo en el laboratorio, algo corroborado por otras investigadoras (2). Por ejemplo en principio Spemann le asignó un tema de investigación abstruso que no conducía a nada. Finalmente cuando Spemann acudió a recibir el Nobel en 1935, aunque mencionó a Mangold trató de restarle importancia(3) . De hecho hay un principio en embriología que reconoce este descubrimiento y que se conoce actualmente como de Spemann-Mangold, pero que inicialmente por sus palabras en el Nobel se “adjudicaba” sólo a Spemann, algo que desgraciadamente aún persiste en algunos casos.
Un injerto, tomado cerca del blastoporo de un embrión de anfibio pigmentado, se trasplanta a un sitio diferente en un embrión no pigmentado; el trasplante inicia una invaginación y gastrulación secundarias, que eventualmente resultan en una larva secundaria entera. Los tejidos derivados del injerto están perfectamente integrados anatómicamente con las células huésped, como se muestra en la vista transparente de la secundaria región de la cola (abajo a la derecha).
Asimismo algunos embriólogos defienden que Spemann no tuvo en cuenta los experimentos que a principios del siglo XX otra joven científica americana, Ethel Browne (1885-1965) llevó a cabo en hidras y erizos de mar, y que demostraban lo mismo que los alemanes posteriormente demostraron en anfibios. Ethel Browne le envió estos trabajos a Spemann quien incluso llegó a subrayar las conclusiones, que eran como las suyas, pero nunca los mencionó. A veces se ha tratado de justificar esta omisión debido a que los erizos de mar y las hidras están muy alejados biológicamente de los anfibios. Pero recientemente se ha atribuido a que Browne era mujer y muy joven (4).
NAZISMO
En alguna de las ceremonias del Nobel se dice que Spemann pronunció el saludo nazi o algo parecido, dejando estupefactos a otros recipiendarios del Nobel de ese año, como la hija de Madame Curie y su esposo. En el caso de Spemann llovía sobre mojado con respecto a los nazis. Así antes de la irrupción de Hitler al poder en 1933, intervino en un homenaje que se celebró por la muerte de un militar-estudiante de afiliación nazi. Luego aunque no militó en el partido nazi sí tuvo relación con filósofos nazis y publicó escritos loando las grandes contribuciones de los nazis a la ciencia. Finalmente cuando se jubiló en 1937 le traspasó la cátedra y el “poder” del Nobel a un alumno suyo, precisamente el marido ya viudo de Mangold, que éste sí era un nazi militante y convencido.
Los diversos trabajos de Spemann, también fue investigador de la clonación, tuvieron una amplia repercusión a nivel científico tanto dentro de su país como en el resto del mundo, de ahí la concesión del Nobel. Pero también la tuvieron a nivel filosófico en la Alemania nazi. De hecho se defendió, incluido él mismo, que el hallazgo de la región organizadora del embrión ponía de manifiesto la existencia de una fuerza vital holística dentro de los seres vivos. Ha sido uno de los últimos intentos de defender el vitalismo
E incluso tuvieron repercusión a nivel político en Alemania porque cuando llegaron al poder los nazis en 1933 aprovecharon el prestigio que suponía la concesión del Nobel a Spemann para hacer una interpretación sui generis de tal hallazgo. De hecho trataron de popularizar la idea de que en la naturaleza existe una fuerza, el centro organizador, que ejerce una actividad jerárquica y de liderato. Una fuerza que incluso estaba por encima de los determinantes hereditarios. De esta forma “justificaban” la necesidad de que en la sociedad también existiese un líder con autoridad jerárquica omnímoda.
Esto se vino abajo porque el avance de la Biología demostró que cuando se trasplanta el “organizador” del desarrollo no se trasplanta ninguna fuerza vital mágica omnímoda. Tan solo se trasplantan algunas proteínas y otros compuestos iniciadores e inductores del desarrollo. Pero la investigación que se ha llevado y se lleva a cabo en este campo a nivel molecular es una de las más fructíferas de la Biología.
CONCLUSIÓN
Lo aquí relatado resume un poco la vida y el legado científico de Hilde Mangoldt. Ella, como Rosalind Franklin, tuvo que luchar en su corta vida científica con actitudes machistas. Sobre todo por parte del director de su investigación, quien, para colmo, también tuvo diversas relaciones con los nazis. Y quien tras la muerte de Mangold, como también le sucedió a Franklin por parte sobretodo de Watson, incluso trató de borrar o difuminar su gran contribución a la ciencia.
Algo que está cambiando en los últimos años. Por ejemplo, para reconocer la importancia del trabajo de la joven científica, en 2021 se ha dado su nombre a un edificio de investigación en la universidad de Friburgo-Alemania en la que ella y Spemann desarrollaron sus trabajos, pero no se han “acordado” del nobel.
Manuel Ruiz Rejón
BIBLIOGRAFÍA
- Spemann, H. and Mangold, H. 2001. Induction of embryonic primordia by implantation of organizers from a different species. 1923. Int. J. Dev. Biol.Classical Article. 45(1): 13-38.
- Papaioannou, V.E. 2019. Salomé Gluecksohn-Welsch. Biographical Memoirs of Fellows of the Royal Society, 67:153-171.
- Spemann, H. Dec. 12. 1935. The Organizer-Effect in Embryonic Development. The Nobel Prize Lectures.
- Lenhoff, H.M. 1991. Ethel Browne H.S. and the Discovery of the Organizer Phenomenon. Biol. Bull.
- En google si se busca Mangold, H, CIBSS se encuentran diversas páginas sobre ella. Especialmente es interesante la que se titula Hilde Mangold, A pioneer in signalling research.
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