El 24 de marzo es el Día Mundial de la Tuberculosis. Frecuentemente rodeada de un halo de romanticismo y poesía, lo cierto es que esta enfermedad está muy lejos de ser inofensiva y la investigación para su erradicación se lleva desarrollando desde hace décadas.
El 24 de marzo de 1882, el doctor Robert Koch hizo público el descubrimiento de la bacteria que causa la tuberculosis, la Mycobacterium tuberculosis. En esa época, esta enfermedad era la causa de una de cada siete muertes a mitad del siglo XIX. Con este descubrimiento, se dio el paso más importante hasta ahora de cara a la cura y erradicación de esta enfermedad.
100 años después, en 1982, La Organización Mundial de la Salud y la Unión Internacional contra la Tuberculosis y las Enfermedades Pulmonares patrocinaron el primer Día Mundial de la Tuberculosis. El objetivo de este evento era educar al público sobre las negativas consecuencias económicas y para la salud de esta enfermedad: cómo afecta a los países en desarrollo y su impacto en la salud global.
La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en los años más productivos de su vida, lo que no significa que los demás grupos de edad estén exentos de riesgo. Más del 95% de los casos se concentran en los países en desarrollo. En 2016 el mayor número de nuevos casos de tuberculosis se registró en Asia, a la que correspondió el 45%, seguida de África, con un 25%.
La estrategia de la OMS descansa sobre tres pilares que se deben poner en práctica para acabar eficazmente con la epidemia:
- 1. Atención y prevención integradas y centradas en el paciente;
- 2. Políticas audaces y sistemas de apoyo;
- 3. Intensificación de la investigación y la innovación.
Ponte a prueba
Es hora de actuar. Es hora de poner Fin a la TB.
Paz Palacios
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