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11 marzo 2024

¿Dormir perfumado puede mejorar la memoria?

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¿Y si perfumarse justo antes de irse a la cama fuera suficiente para prevenir la demencia, el Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas?

 

No se puede negar que suena bien, y aún suena mejor cuando se constata que, con matices, no está tan lejos de ser una posibilidad real.

Desde hace tiempo se sabe que existe una relación íntima entre el olfato y la memoria —que le pregunten a Marcel Proust al respecto—, algo que la ciencia ha confirmado. Un vínculo según el cual los olores favorecen la recuperación de recuerdos. O, dicho de otro modo, estimulan la memoria. Asimismo, implica que la pérdida de sensibilidad olfativa y el declive cognitivo van también de la mano. Por lo tanto, la primera puede actuar como predictor de la segunda y, con ello, anticipar o permitir diagnosticar enfermedades neurodegenerativas como la demencia o el Alzheimer en sus fases iniciales.

BBVA-OpenMind-Barral-Dormir perfumado puede mejorar la memoria_1 Los olores acceden de forma más directa al cerebro —a través del bulbo olfatorio—que los restantes estímulos sensoriales. Crédito: Cavan Images/Getty Images.
Los olores acceden de forma más directa al cerebro —a través del bulbo olfatorio—que los restantes estímulos sensoriales. Crédito: Cavan Images/Getty Images.

Por otro lado, existe un corpus de estudios cada vez más extenso que constata que el enriquecimiento ambiental o estimulación sensorial, esto es la exposición a diversos y variados estímulos sensoriales como música, sonidos, imágenes, sabores, etc. ayuda a prevenir o retrasar dicho declive e incluso a revertirlo. Un efecto que es consecuencia de que este tipo de estimulación favorece la neuroplasticidad

La importancia del olfato

En esta línea de actuación, es especialmente relevante la estimulación sensorial a través del olfato. Algo que los neurocientíficos explican porque los olores acceden de forma más directa al cerebro—a través del bulbo olfatorio— que los restantes estímulos sensoriales, que son primero captados en la periferia y luego reenviados al cerebro, a las áreas que los procesan. Una diferencia que puede equipararse —salvando las evidentes distancias— con ver un espectáculo en directo o a través de la televisión. La experiencia siempre es más vívida, intensa y perdurable, o memorable, en el primer caso que en el segundo, por mucha definición y prestaciones que ofrezca la pantalla.

Diversos estudios experimentales han observado que la exposición a una variedad de aromas de forma continuada en el tiempo aumenta la sensibilidad olfatoria y, en paralelo, mejora la memoria y otras funciones cognitivas vinculadas con ella, como la fluidez verbal —que depende en gran medida de la capacidad para recuperar el vocabulario almacenado en la memoria—. Una consecuencia de que este tipo de estimulación propicia un incremento del volumen y la densidad de la materia gris cerebral: del número de neuronas y de las conexiones entre ellas en áreas asociadas a la memoria y el aprendizaje. Al tiempo que aumenta la actividad del fascículo uncinado: un tracto o conducto de fibras nerviosas —una suerte de cableado— que conecta distintas regiones del cerebro con un papel importante en la memoria. Algo que se da tanto en pacientes afectados de demencia o Alzheimer como en adultos sanos.

La exposición a una variedad de aromas de forma continuada en el tiempo aumenta la sensibilidad olfatoria y mejora la memoria y otras funciones cognitivas vinculadas con ella, como la fluidez verbal. Crédito: Anastasiia Krivenok/Getty Images.

Lo que nos devuelve a la pregunta de partida, ya que un reciente estudio efectuado por investigadores de la Universidad de California Irvine ha constatado que la difusión de distintas fragancias, a razón de dos horas cada noche durante seis meses, mejora de forma exponencial la memoria de personas mayores sanas. Hasta en un 226%, en los resultados obtenidos en los tests memorísticos —y una mejoría evidenciada también a través de imagen de resonancia magnética, en las que se apreciaba un aumento de la actividad del fascículo uncinado—. De confirmarse esta conclusión, tal y como apuntan los autores de la investigación, podría llegar a convertirse en una sencilla técnica no invasiva para reforzar la memoria y prevenir la demencia.

Poniendo a prueba los sentidos

Unos esperanzadores y asombrosos resultados que dan pie a plantear diversos experimentos para explorar el potencial de esta técnica:

El primero de ellos, claro está, sería replicar el experimento original, aunque durante un periodo de tiempo menor, aprovechando el brutal incremento de la capacidad memorística experimentado por los voluntarios del estudio. Lo que invita a pensar que es plausible que los efectos, aunque más modestos, se manifiesten ya en un plazo de tiempo apreciablemente más corto. Así pues, de lo que se trataría es:

  1. En primer lugar, efectuar un test de memoria y de capacidad verbal básicos.
  2.  A continuación, probar a perfumarse* cada noche (con una colonia distinta cada noche de la semana en la medida de lo posible o, al menos alternándolas) justo antes de acostarse durante 1-2 semanas.
  3. Finalmente, y una vez completado el tratamiento, comprobar si este pequeño esfuerzo ha merecido la pena enfrentándose de nuevo al test de memoria y de capacidad verbal, y comparando los resultados del antes y el después.

*Una alternativa a rociarse con colonia es dejar en la mesilla de noche una sustancia muy fragante que pueden ser hierbas o especias aromáticas como romero, menta, hierbabuena, perejil, tomillo, cilantro, etc. (en el experimento las fragancias empleadas fueron: rosa, naranja, eucalipto, limón, menta, romero y lavanda).

Un test básico

Para comprobar el efecto sobre la memoria, en el citado estudio los investigadores recurrieron al Test de Aprendizaje Auditivo Verbal Rey que, en su versión más básica, consiste en que el examinador lee al sujeto una lista de 15 palabras y transcurridos 30 minutos, éste debe tratar de recordar todas las que pueda. (Las palabras: Tambor Cortina Campana Café Escuela Padre Luna Jardín Sombrero Granjero Nariz Pavo Color Casa Río).

Un reciente estudio ha constatado que la difusión de distintas fragancias mejora de forma exponencial la memoria de personas mayores sanas. Crédito: Oleksandra Yagello/Gettyimages.

Para la prueba de capacidad verbal enfrentaron a los voluntarios a una prueba equiparable a completar un crucigrama. 

A fin de explorar el potencial de esta técnica se proponen otra serie de experimentos mentales bien pensados:

  • Prueba a ver una película, leer un libro o estudiar un tema (si eres estudiante/opositor) tras perfumarte o encender una vela aromática y una semana más tarde trata de recordar todos los detalles que puedas. ¿Aprecias alguna diferencia, la recuerdas mejor que cuando efectúas ese mismo ejercicio en condiciones normales?
  • Efectúa el test de memoria (pide a alguien que elabore una lista de 15 palabras y que te las lea —o léelas tú— y trata de recordar todas las que puedas transcurrida media hora) y resuelve un crucigrama sin perfumarte. Posteriormente (al día siguiente, por ejemplo) repite el ejercicio debidamente perfumado o tras encender una vela aromática en la estancia. Repite de nuevo el ejercicio perfumado y con la vela aromática para comprobar si una mayor cantidad y variedad de estímulos olfatorios simultáneos mejoran el rendimiento
La estimulación olfatoria con fragancias y olores conocidos estimula la recuperación de recuerdos y eventos asociados a ese olor. Crédito: Flashpop/Getty Images.
La estimulación olfatoria con fragancias y olores conocidos estimula la recuperación de recuerdos y eventos asociados a ese olor. Crédito: Flashpop/Getty Images.

Para finalizar, y al hilo de otro estudio también recientemente publicado que confirma que la estimulación olfatoria con fragancias y olores conocidos estimula la recuperación de recuerdos y eventos asociados a ese olor —de nuevo las magdalenas recién horneadas de Proust— surge la tentación de preguntarse: ¿y si aplicarse un perfume determinado mientras se estudia y luego rociarse el mismo perfume justo antes de entrar en el examen puede mejorar nuestra capacidad para recordar la materia estudiada? 

Para comprobarlo, si eres estudiante/opositor basta con hacer este experimento en la intimidad del hogar antes de ir dando el cante al examen. Y si eres uno de esos afortunados que ya no se tiene que preocupar de hincar los codos puedes hacer un experimento análogo pero, de nuevo, viendo una película o leyendo un libro:

Realiza un simulacro de examen en condiciones normales (sin haberte perfumado ni durante el estudio ni durante el examen).

Repite la prueba habiéndote perfumado solo durante la fase de estudio.

Repite de nuevo perfumándote en el momento de estudiar y aplicándote el mismo perfume justo antes de efectuar la prueba.

¿En qué supuesto obtienes mejores resultados? ¿Has experimentado alguna mejoría?

Miguel Barral

Crédito foto principal: Carol Yepes/Getty Images.
Un “experimento pensado”, “experimento mental” o gedankenexperiment (tal como fue introducido el término por primera vez, presumiblemente en la década de los 1810, por el físico danés Hans Christian Ørsted) es, en esencia, un ejercicio de imaginación al que se recurre con diversos fines: entretenimiento, educación, etc., y, por encima de todos, probar o refutar una hipótesis. La mayoría de las veces, los experimentos mentales se comunican en forma narrativa—a modo de descripción o relato—con el objetivo de presentar la pieza imaginada y establecer el escenario, los protagonistas y el argumento en la mente del “voluntario” para que así disponga de la información y herramientas necesarias para efectuar el experimento. 

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