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08 junio 2020

Innovación en el océano: la clave para una Tierra sostenible

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Desde 2009 se celebra el Día Mundial de los Océanos el 8 de junio. Según datos de Naciones Unidas, en 150 años se han perdido casi la mitad de los corales vivos y la contaminación por plástico de la superficie marina se ha multiplicado por 10 en las últimas cuatro décadas. Los océanos ocupan el 75% de la superficie de nuestro planeta y albergan casi 200.000 especies identificadas, aunque la cifra real podría elevarse hasta varios millones, ya que los expertos estiman que el 91% de las especies están todavía sin identificar. No obstante casi el 95% del océano permanece inexplorado, según calcula la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA por sus siglas en inglés). Sin embargo, el plástico sí que ha conquistado ya gran parte de la superficie y el suelo marino.

El Grupo de Expertos de Naciones Unidas sobre los Aspectos Científicos de la Contaminación Marina (GESAMP), estima que el 80% de la contaminación marina de todo el mundo proviene de fuentes terrestres y que entre el 60 y el 95% de todos los desechos son plásticos. En este contexto arranca en 2021 la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, un esfuerzo internacional de cooperación en materia de investigación científica centrada en los océanos. Conocer el terreno inexplorado hasta ahora y diseñar las soluciones de innovación necesarias para establecer una relación sostenible con la superficie marina, son los objetivos de este programa a 10 años vista. 

Ciencia y conciencia para explorar el océano 

A pesar de la relevancia que tiene el medio marino para la subsistencia de la especie humana, y también en el sistema económico de nuestras sociedades, la ciencia no ha conseguido hasta ahora evaluar los efectos de la actividad humana en el océano de manera fidedigna, tal y como reconoce la UNESCO. 

Según datos de Naciones Unidas los países dedican a la investigación en ciencias oceánicas entre el 0,04 % y el 4 % del dinero invertido en investigación y desarrollo (I+D). Sin embargo, casi tres millones de personas, según la misma organización, dependen de la biodiversidad marina y costera para su subsistencia. Sin olvidar que los océanos absorben casi un tercio del dióxido de carbono generado por los seres humanos, lo que contribuye a la desaceleración del calentamiento global. Al mismo tiempo, los ecosistemas marinos son claves en cuestiones como el futuro de la alimentación, el desarrollo de medicamentos y nuevas fuentes de energía renovables, además de tener un papel fundamental en la creación de empleo o el crecimiento inclusivo a nivel global.

Como preludio de la Década de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, el tema de la celebración del Día de los Océanos en 2020 es “Innovación para un océano sostenible”, situando hacia la innovación en el centro de la respuesta de la sociedad ante los desafíos a los que se enfrenta desarrollar una economía verdaderamente sostenible. 

Las altas temperaturas causan un grave episodio de blanqueamiento en los corales de la Gran Barrera en abril de 2020, según la Universidad James Cook de Australia. / Imagen: wikimedia

Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas, el objetivo 14: vida submarina, pone el foco en la importancia de la conservación de la biodiversidad marina, para lo que es fundamental mantener condiciones como la temperatura o la composición química de los océanos. Dentro de este objetivo también está el de incrementar el conocimiento científico del medio marino y el reto de, para 2025, reducir la contaminación de las aguas, incluyendo residuos de actividad terrestre y la contaminación por nutrientes.

Nanotecnología, vehículos autónomos y energía renovable: el futuro del océano

En la misma línea, la OCDE publicaba en 2019 el informe “Repensar la innovación para una economía oceánica sostenible”, en el que se analizan algunas innovaciones y tecnologías que, previsiblemente, puedan potenciar la eficacia de actividades marinas como la acuicultura o la producción de energía eólica a través de plataformas flotantes. En el horizonte del futuro de los océanos está también el objetivo de reconvertir las plataformas de gas y petróleo en arrecifes artificiales. Aunque miles de ellas ya han sido desmanteladas, es solo el principio de un largo recorrido pues, según el citado informe, actualmente se desmantelan unas 120 estructuras al año. La novedad reside en implementar planes de reconversión de estas estructuras en arrecifes o proyectos de aparejo, que serían especialmente relevantes en el Golfo de México. De hecho, es Estados Unidos el país que alberga el proyecto más ambicioso, el Programa de Arrecifes Artificiales de Luisiana.

La plataforma petrolera P-51 de Brasilia (Brasil) es capaz de producir 180 mil barriles de petróleo y 6 millones de metros cúbicos de gas por día. / Imagen: Wikimedia

Para conservar la biodiversidad de los océanos y establecer una relación económica más sostenible con el medio marino la OCDE señala algunas innovaciones tecnológicas que serán clave, como materiales autolimpiantes y nanotecnología para el almacenamiento de energía. La genética es también una herramienta muy poderosa para mejorar la cría de especies y desarrollar alimentos en acuicultura. La riqueza natural de los océanos es fundamental para el desarrollo de fármacos y vacunas, así como cosméticos y alimentación. Para poder explorar la totalidad del océano en busca de estos recursos es necesario desarrollar tecnologías submarinas y también sensores inteligentes y mejoras en la tecnología óptica. Además, igual que en el transporte terrestre, los vehículos autónomos, en este caso submarinos, tienen mucho potencial para acercarnos a las zonas más inexploradas del océano. Para terminar de conocer el medio marino y a la vez, aprovechar todo el potencial de los océanos, es imperativo un enfoque sostenible. Para lograrlo, los datos científicos deben ser la clave de las decisiones políticas y económicas sobre el medio acuático. Sin duda, la Década de las Ciencias Oceánicas es un horizonte prometedor en ese sentido y esperanzador para el planeta azul.

Dory Gascueña

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