En un mundo en constante cambio, donde la salud y el medioambiente se enfrentan a desafíos sin precedentes, la ciencia se alza como una herramienta fundamental para construir un futuro más sostenible y equitativo. Y en este escenario, las nuevas generaciones de científicos juegan un papel crucial.
Jóvenes talentos, llenos de pasión y determinación, que dedican su energía a investigar, innovar y encontrar soluciones a los problemas más acuciantes de la humanidad. A través de su trabajo, estos jóvenes científicos abren nuevas fronteras en la lucha contra el cambio climático.
Te invitamos a conocer las historias y perspectivas de algunos de estos científicos. A través de sus palabras descubrirás su compromiso con la ciencia, su visión de futuro y las motivaciones que les impulsan a seguir adelante.
Lur Epelde, la fitorremediación como clave para suelos saludables
Lur Epelde, ecóloga microbiana, se dedica a investigar sobre fitorremediación y sus efectos en los agroecosistemas. La fitorremediación consiste en utilizar plantas para remediar suelos contaminados, ya sea extrayendo los contaminantes o inmovilizándolos en la rizosfera. Epelde trabaja en Neiker, el Instituto Vasco de Investigación Agraria, donde coordina el grupo de Ecología Microbiana de Suelos. Su investigación se centra en sanar suelos enfermos, restaurando las comunidades de hongos y bacterias que son fundamentales para su funcionamiento y resiliencia. Además, estudia los efectos de los residuos de pesticidas y el aumento de la temperatura en la resistencia a los antibióticos en los agroecosistemas.
La científica aboga por conocer mejor el recurso del suelo para gestionarlo adecuadamente, especialmente dado el contexto de degradación de los suelos a nivel mundial. Destaca la importancia de la colaboración internacional y el uso de tecnologías avanzadas como la biología molecular y la inteligencia artificial para comprender y abordar los desafíos asociados con la salud del suelo. Epelde también promueve la conciencia pública sobre la importancia del suelo y ha desarrollado herramientas, como Tarjetas de Salud y la aplicación web LURZAIN, para ayudar a las personas a diagnosticar y mejorar la salud de sus suelos,
Gerard Codina, el vigilante de la resiliencia de los bosques
Gerard Codina se dedica a medir la sensibilidad y resiliencia de los bosques mediterráneos ante eventos extremos como incendios y sequías. Su objetivo es determinar el punto de inflexión en la capacidad de recuperación de los bosques para anticiparse al colapso de los ecosistemas forestales. Utiliza información de los Inventarios Forestales Nacionales para calcular la resiliencia de los bosques y relacionarla con variables ambientales. Codina busca generar herramientas para predecir la respuesta de los bosques con el fin de contribuir a su conservación y evitar su pérdida y degradación.
El cambio climático está alterando la dinámica de los incendios, aumentando su frecuencia e intensidad, lo que puede llevar a los bosques al límite de su resiliencia. Codina sugiere minimizar los incendios de gran intensidad y favorecer los de baja intensidad, como las quemas controladas, adaptando las medidas de gestión a cada situación local. Destaca la importancia de la concienciación y participación ciudadana en la sostenibilidad de los bosques, y resalta su propia contribución en proyectos de conservación y políticas ambientales locales.
Anna Más, cazando CO2 en el aire
La ingeniera química Anna Mas se dedica a investigar tecnologías para la captura directa de dióxido de carbono (DAC), crucial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global a 1,5°C para 2050. Su trabajo se centra en optimizar la eficiencia de este proceso, que implica eliminar el CO2 directamente del aire y almacenarlo o utilizarlo en la producción de productos valiosos, como combustibles o productos químicos. Mas destaca la importancia de políticas que impulsen la transición energética y la regulación de emisiones, así como medidas concretas como la implementación de etiquetas de huella de carbono en productos para guiar las decisiones de los consumidores.
La investigadora también resalta la amenaza que la crisis climática representa para la seguridad alimentaria global y aboga por políticas preventivas basadas en el conocimiento científico disponible. Propone medidas como la promoción de la agricultura sostenible, la regulación de emisiones industriales y la implementación de un transporte de mercancías más sostenible. Mas, quien experimentó la pandemia en Suecia durante su período de estudios, subraya la importancia de cuidar la naturaleza y aboga por un futuro en el que nuestras acciones estén alineadas con la preservación del planeta.
Juan Carlos Silva, triturando rocas para salvar al planeta
El geólogo Juan Carlos Silva se ha enfocado en analizar los cambios históricos de la Tierra mediante el estudio de los isótopos, los cuales proporcionan información valiosa sobre la evolución del sistema terrestre y su interacción con la biosfera. Destaca la necesidad urgente de abordar los desafíos ambientales, subrayando la importancia de adoptar tecnologías de emisiones negativas y políticas que fomenten la mitigación del cambio climático. Además, Silva aboga por la regeneración ambiental y la conciencia social como pilares fundamentales para enfrentar los desafíos actuales.
Desde su perspectiva como geólogo, Silva señala los riesgos que enfrenta el planeta al haber superado ya seis de los nueve límites planetarios identificados, lo que resalta la urgencia de adaptarse a los cambios ambientales. Propone la escalada de tecnologías de eliminación de carbono, como la captura de carbono, y destaca la importancia de la meteorización química avanzada como una herramienta para capturar y almacenar el CO₂ atmosférico de manera segura. Además, resalta la necesidad de promover políticas que impulsen la adopción de tecnologías de carbono negativo como parte de una estrategia integral para mitigar el cambio climático.
Natacha Aguilar y la contaminación acústica en los océanos
Natacha Aguilar de Soto, bióloga marina del Centro Oceanográfico de Canarias, se dedica a investigar la conservación de cetáceos y el medio marino. Destaca la importancia de los cetáceos en el equilibrio de las comunidades biológicas marinas y su valor económico estimado por el Fondo Monetario Internacional. Además, estudia el impacto humano en el medio marino, especialmente la contaminación acústica causada por actividades como el tráfico marítimo y la industria.
Aguilar de Soto alerta sobre los efectos letales y subletales del ruido marino en la fauna marina y menciona la necesidad de medidas para mitigar este problema. A pesar de los desafíos, resalta el cambio de paradigma hacia la conservación impulsado por la pandemia de COVID-19. La investigadora aboga por la protección de la biodiversidad marina y destaca la importancia de un enfoque empresarial hacia la economía verde y azul. Su trabajo se centra en la conservación de especies vulnerables como el cachalote y en cuantificar el impacto positivo de los cetáceos en la productividad marina y la captura de CO2. Aguilar de Soto también busca establecer colaboraciones internacionales para promover la conservación marina en regiones como África Occidental y Macaronesia.
Guillermo Fandos, cuando la solución a la conservación pasa por los datos
Guillermo Fandos, biólogo especializado en Zoología y Biología de la Conservación, dedica su vida a la conservación de la naturaleza. Su investigación se centra en avanzar hacia una ecología predictiva más precisa para mejorar la conservación de la biodiversidad. Combina diferentes tipos de datos y enfoques metodológicos para comprender mejor los procesos que afectan la distribución y abundancia de las poblaciones animales en el espacio y el tiempo. Destaca la necesidad urgente de desarrollar modelos precisos para prever los cambios en la biodiversidad, identificar las necesidades de datos y orientar estrategias de conservación efectivas.
Su pasión por la conservación proviene de su educación y experiencias familiares, lo que lo ha llevado a integrar datos científicos con la ciencia ciudadana en sus investigaciones. Fandos destaca el papel crucial de la tecnología, como el fototrampeo y los sensores remotos, en el seguimiento y modelización de la biodiversidad. Como Profesor Ayudante Doctor en la Universidad Complutense de Madrid, busca establecer un grupo de investigación multidisciplinario en biología de la conservación cuantitativa para comprender y predecir los cambios en la naturaleza y aplicar medidas de conservación adecuadas. Su mayor desafío radica en vincular de manera más estrecha la ciencia y la conservación, un objetivo que aborda con determinación y pasión.
Susana García López, la científica cazadora de CO2
García López subraya la necesidad de educar a la sociedad sobre el cambio climático y la responsabilidad individual y colectiva en la reducción de emisiones. Además, enfatiza la importancia de los avances científicos y tecnológicos para enfrentar este desafío, anticipando importantes avances en la captura de CO2 en los próximos años. Con respecto a los negacionistas del cambio climático, García López hace hincapié en la abrumadora evidencia científica y los cambios climáticos observables como prueba de la realidad del problema.
David Nogués-Bravo, el futurólogo de la naturaleza
David Nogués-Bravo, macroecólogo, destaca la importancia de anticipar y abordar las futuras crisis ambientales para proteger la salud humana y la seguridad alimentaria. Su investigación se centra en comprender las leyes naturales para prever la crisis de la biodiversidad y educar a la población sobre los peligros ambientales. Advierte sobre el aumento de enfermedades y pandemias debido a la degradación del medio ambiente y aboga por acciones políticas y financieras para detener la pérdida de biodiversidad.
Nogués-Bravo también enfatiza la necesidad de educar a todos los niveles sobre los riesgos ambientales y destaca la importancia de poner límites a la alteración de la naturaleza para evitar consecuencias graves. Además, menciona la capacidad actual de disciplinas como la ecología para comunicarse en el lenguaje de la economía y la política, facilitando así la acción política para enfrentar los desafíos ambientales globales.
Paz Palacios
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