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16 febrero 2024

Metales preciosos, ¿no tanto para el planeta?

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Los metales preciosos reciben esta denominación en parte por su rareza; se dice que todo el platino jamás producido solo nos llegaría a los tobillos en una piscina olímpica. Pero los elegimos por sus propiedades, como su durabilidad, baja reactividad química y resistencia a la corrosión. Además de las cualidades estéticas apreciadas en joyería, tienen aplicaciones en la industria y otros campos, lo que motiva su minería. Pero así como antiguamente la extracción de materiales de lujo, como el oro o los diamantes, no reparaba en recursos, costes o daños por su alto precio en el mercado, hoy las exigencias de sostenibilidad, respeto al medio ambiente y ética se extienden incluso entre los consumidores más pudientes, por lo que es pertinente preguntarse: ¿son sostenibles los metales preciosos? ¿Alguno lo es más que otros?

BBVA-OpenMind-Yanes-Metales preciosos no tanto para el planeta_1 El oro es el metal precioso por excelencia, pero no es el más caro: hoy el más valioso es el rodio. Crédito: Pierre Longnus/Getty Images.
El oro es el metal precioso por excelencia, pero no es el más caro: hoy el más valioso es el rodio. Crédito: Pierre Longnus/Getty Images.

La categoría de metales preciosos (no confundir con las tierras raras, que suelen distinguirse por sus propiedades eléctricas y magnéticas) no tiene una definición única, pero comprende los que tienen código de moneda o divisa ISO 4217 en el mercado internacional: oro, plata, platino y paladio. Suelen incluirse también los que se conocen como el grupo del platino en la tabla periódica, con propiedades similares: rutenio, rodio, osmio e iridio. 

Algunos metales han cambiado su estatus a lo largo del tiempo. Por ejemplo, el aluminio solía considerarse un metal precioso más valioso que el oro, a pesar de su abundancia, por la dificultad para extraerlo de su mena; se empleaba en joyería, y Napoleón III de Francia distinguía a sus huéspedes más ilustres con cubiertos de aluminio en lugar de plata. Esto cambió a finales del siglo XIX, con el desarrollo de la separación a escala industrial.

Del coste a las aplicaciones

De entre todos ellos, el rey es sin duda el oro, el metal precioso por excelencia, que merece un capítulo aparte. Pero no es el más caro: el platino a menudo lo ha superado en precio, aunque hoy el más valioso es el rodio. El paladio y el iridio figuran también entre los más cotizados. Además de sus usos en joyería, el platino, el paladio y el rodio se emplean sobre todo en los catalizadores de los automóviles. El rutenio se utiliza en contactos eléctricos, en reacciones químicas industriales y aleaciones. El paladio se usa además en electrónica, medicina y células de combustible, mientras que el iridio se utiliza en contactos de bujías, catálisis industrial y en aleación con el osmio para puntas de bolígrafos y brújulas. Este es uno de los pocos usos del osmio, que se distingue por ser el elemento más denso, el doble que el plomo.

Además de sus usos en joyería, el platino, el paladio y el rodio se emplean sobre todo en los catalizadores de los automóviles. Crédito: Serhii Nemyrivskyi/Getty Images.

Es más, a diferencia del oro y en contra de lo que pudiera parecer, la joyería es un uso minoritario para el resto de los metales preciosos: solo el 27-35% del platino y el 21-26% de la plata (según las fuentes) se destinan a este fin, y únicamente un 2% del paladio, mientras que las aplicaciones industriales absorben el resto de la producción.

El mayor problema con los metales es su obtención. Como toda minería y aunque la industria trata de adoptar prácticas más sostenibles, la extracción y purificación de estos materiales es lesiva para el medio ambiente y genera gases de efecto invernadero (GEI), sin mencionar la explotación humana que en muchos casos rodea a estas actividades. Entre todos los metales preciosos, el oro es el que emite más GEI por su mayor volumen de producción. Pero en cuanto a emisiones relativas, el platino es mucho más contaminante: 40.000 kilos de CO2 por cada kilo de metal, frente a solo 16.300 para el oro. En comparación, el impacto climático de la plata es mínimo, con 104 kilos por kilo. Trasladadas las emisiones a un producto final, un anillo del mismo tamaño (aunque con pesos diferentes según el metal) produce 0,3 kilos de CO2 si es de plata, 64 si es de oro y 236 si es de platino. 

La extracción y purificación de estos materiales es lesiva para el medio ambiente y genera gases de efecto invernadero (GEI). Crédito: Sunshine Seeds/Getty Images.

Este mayor coste ambiental del platino y su grupo se debe, según los expertos, a que estos metales se encuentran en concentraciones extremadamente bajas en el mineral, de partes por millón, por lo que debe recolectarse gran cantidad de material, procesado en refinerías más caras y complejas que a menudo usan tecnología propia.

 

Alternativas y soluciones frente al impacto medioambiental

Frente a esto, la solución es el reciclaje: el platino reciclado genera solo un 5% de las emisiones del procedente de la minería, y un 14% en el caso de la plata. Volviendo al ejemplo del anillo, el de platino reciclado  solo emite unos 12 kilos de CO2, y el de plata apenas 42 gramos. Pero el reciclaje todavía es minoritario: solo el 26% del platino producido es de segunda mano, y menos aún en el caso de la plata, un 17%, aunque la producción de plata supera en casi 125 veces la de platino. Estas tasas aún no llegan a cubrir la demanda de la joyería: el reciclaje del platino genera unas 59 toneladas, frente a las 63 que se destinan a la fabricación de joyas; para la plata, el reciclado cubre 4.800 toneladas de las 6.000 que absorbe la joyería.

BBVA-OpenMind-Yanes-Metales preciosos no tanto para el planeta_4 El reciclaje todavía es minoritario: solo el 26% del platino producido es de segunda mano y, en el caso de la plata, un 17%, aunque la producción de plata supera en casi 125 veces la de platino. Crédito: Remigiusz Gora/Getty Images.
El reciclaje todavía es minoritario: solo el 26% del platino producido es de segunda mano y, en el caso de la plata, un 17%, aunque la producción de plata supera en casi 125 veces la de platino. Crédito: Remigiusz Gora/Getty Images.

Es muy improbable que la minería vaya a desaparecer. Por ello y como apuntaba el experto en ciencias de la Tierra de la Universidad de Alberta Jeremy Richards, los metales deberían tratarse como irremplazables: si los precios del material de la minería se elevaran mediante acuerdos internacionales, se estimularía el consumo de metal reciclado, cuya recuperación mejora gracias a nuevos procesos. En la industria, por ejemplo en catálisis, existen proyectos que tratan de sustituir los metales preciosos por combinaciones de otros más abundantes, como cobre, hierro o manganeso. Y en cuanto al consumidor, buscar marcas de joyería que ofrezcan metal reciclado es la opción más responsable.

Javier Yanes 

Crédito imagen principal:  Waldo Swiegers/Bloomberg/Getty Images.

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