Emojis para resolver conflictos en el trabajo

Hace ya tiempo que los departamentos de Recursos Humanos evalúan las emociones que se expresan en el entorno laboral como indicativo del estado de ánimo del trabajador con respecto a su puesto y su labor. Pero, ¿cómo valorar y evaluar esas emociones en la era del teletrabajo, cuando la nueva normalidad que nos ha traído la pandemia mantiene restringida la interacción presencial?

Un reciente estudio propone recurrir a los emojis presentes en los mensajes de correo y chats. Los investigadores han encontrado en ellos indicios que reflejan el estado mental y anímico de los empleados, y defienden su utilidad para anticipar posibles conflictos, problemas y renuncias.

¿Por qué los emojis?

Consolidados de un tiempo a esta parte como un nuevo lenguaje no verbal y forma de comunicación universal, su uso general está siendo objeto de análisis. Diversos estudios han identificado estos símbolos como pistas de emociones y sentimientos; de compromiso, filiación y sentimiento de pertenencia a un grupo, de personalidad, de salud mental y hasta de bagaje cultural. Unas pistas que los investigadores señalan como más fiables que las palabras —o, por lo menos, más fáciles de identificar y analizar (tanto cuantitativa como cualitativamente).

Lo que han hecho los autores del nuevo estudio ha sido extrapolar ese análisis al entorno profesional. Y tras procesar más de 60.000 mensajes intercambiados en este contexto, sus autores han alcanzado dos conclusiones principales:

• El empleo de emojis, incluso aquellos que reflejan emociones negativas, implica un menor riesgo de abandono que el no emplearlos en absoluto. O dicho de otro modo, que un trabajador exprese cualquier emoción (a través de emojis) resulta más saludable para su entorno laboral que no expresar ninguna. Primero, porque hacerlo sirve como válvula de escape o descompresión, como forma de liberar tensiones y frustraciones. Y segundo, porque permite a los compañeros conocer el estado emocional del emisario y, con ello, anticiparse e intentar revertir la situación.
• El número y variedad de emojis empleados son un indicador fiable de bajo riesgo de problemas. A mayor cantidad y riqueza de emociones traslucidas, mejor es la salud mental y emocional del trabajador y más a gusto e identificado se siente con su desempeño. Además, emplear (y fomentar el empleo de) emojis diversos es una forma sencilla, divertida, e inmediata de reducir el estrés, relajarse, introducir momentos de distracción y potenciar las relaciones y el vínculo entre compañeros.

Junto a las anteriores conclusiones, los investigadores introducen sendos matices.

• Aunque su presencia resulte en general tranquilizadora, el abuso de emojis que solo trasladan emociones negativas (o incluso que estos primen sobre los que comunican emociones positivas) como ansiedad, miedo, tristeza, despedida, aburrimiento, ira u odio deberían hacer sonar las alarmas a los responsables laborales del emisor de esos mensajes.
• Y la cantidad y riqueza de emojis son un buen indicador, pero con una excepción: la introducción sistemática de emoticonos —en todos los mensajes y/o siempre los mismos— son un indicio de un comportamiento obsesivo, que es a su vez un factor de riesgo de padecer estrés profesional y síndrome de trabajador quemado. Por el contrario, un uso habitual pero no recurrente y la aleatoriedad al insertarlos denotan un equilibrio mental con respecto al trabajo.

Estas conclusiones y matices llevan a los autores del estudio a algunas medidas a las empresas: la principal, fomentar el uso de este tipo de comunicación no verbal en los mensajes laborales, tanto entre compañeros como en los mensajes enviados por los responsables y superiores, e incluso en comunicados corporativos.

Ante el entusiasmo 🥳, rechazo 👎 o desconfianza 🧐 que puedan generar estas conclusiones y sugerencias, planteamos un tercer reto.

Soluciones

Miguel Barral

@migbarral